Nicolás Mateo y su “Ausencia para
dos”
Por Virgilio López Azuán
Todas las culturas antiguas de
las cuales se tienen registro revelan historias que recrean hechos que suelen
ser producto de la realidad o la imaginación de su gente y de los pueblos. Esas recreaciones soportan muchas
clasificaciones, entre ellas, las realistas, las fantásticas o de cualquier otra naturaleza
del pensamiento. Las de tipo épicos y religiosos se destacan principalmente en la cultura
helénica, mesopotámica, egipcia, hebrea, escandinava, y más. Nos cuentan leyendas, tradiciones,
creencias, mitos y realidades que nos ponen en contacto con los orígenes, la
ontogénesis de las pasiones humanas en su conformación y desarrollo.
De aquellas lejanas culturas han
surgido maravillosas historias de reyes, emperadores, duendes, hadas,
doncellas, princesas, sacerdotes, héroes y heroínas en sentido general. Siempre
que toco este tema evoco cuentos que fueron mis primeras lecturas entre mi
niñez y la adolescencia. Menciono a uno que puede ser considerado como el
cuento más antiguo hasta ahora conocido, y
es del de “Los dos hermanos” encontrado en un papiro egipcio perteneciente
a la dinastía XIX (siglo XIII a. C.) Este cuente tiene una similitud con el
relato de Caín y Abel en texto bíblico Judeocristiano, descrito en el libro de
Génesis.
Los relatos
de troles en la mitológica nórdica,
los cuentos de la India, las leyendas y tradiciones americanas, los relatos
europeos, la literatura mesopotámica, entre otras, poseen una riqueza de incalculable
valor para la cultura.
El individuo
humano siempre ha contado cuentos, y siempre seguirá contándolos, lo mismo que
siempre ha poetizado. Esa actividad humana forma parte de la naturaleza misma
de su condición. Cuando se fue
conformado su cerebro tuvo registros de memoria, ya eso bastaba para contar.
Esa memoria semántica le ha permitido por medio del desarrollo del lenguaje y
la lengua inmortalizar los episodios que han impactado en su realidad racional
y emocional.
Los
cronistas y los cuentistas de todos los
tiempos; los antiguos y los de hoy, valiéndose de la escritura y los relatos
orales dejan la impronta de los pueblos y los mundos; casi siempre como una
forma de protestar, de trascender, o por sus pretensiones de inmortalidad.
A veces uno
se pregunta ¿Cuáles son los deseos que impulsan a un escritor a contar
historias, a decir las cosas de otra manera, como otros no lo han hecho hasta
ese momento? Puede que sea una necesidad
interior de expresión y de perpetuar la memoria de las cosas o por ansias por
lo eterno.
Todo lo
dicho anteriormente es para presentar este libro “Ausencia para dos” del
narrador y poeta sanjuanero Nicolás Mateo. En este libro encontraremos a un
autor en la búsqueda permanente de su orígenes, en la necesidad de volver a
temas antiguos para ser recreados con un lenguaje que soporta giros,
tonalidades rítmicas, oraciones cortas y largas, pausas sicológicas, saltos
lingüísticos para salvar la brevedad del texto, y en algunos casos un lirismo
propio de poetas.
Si
analizamos los catorce cuentos presentados por Nicolás Mateo en “Ausencia para
dos”, por su extensión serían catalogados como cuentos breves algunos y cuentos
cortos otros. En el imaginario colectivo de los escritores de cuentos bulle el
canon del cuento descrito por autores como Juan Bosch, a quien Nicolás Mateo,
Horacio Quiroga, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, entre
otros latinoamericanos.
Nicolás
Mateo sigue la misma línea de estos autores en cuanto a la concepción de qué es
un cuento, en cuanto a la cumplimiento
de la estructura. Con ello busca su expresión narrativa. En sus textos trata un
solo tema, es intenso, es breve; utiliza los elementos sorpresas, mantiene
unidad y coherencia, es poco descriptivo y se inclina por la acción.
En sus
cuentos “ La Civilización” , “ La entrega”, “El drama” ,“ Derecho a la
maldición”, se vale de temas propios de la cultura judeocristiana para recrear
historias ligadas a personajes bíblicos. El discurso del origen y la génesis
del mundo, la crucifixión y el apocalipsis hacen actos de presencia en estos
cuentos precitados. En “ El Plan perfecto” plantea una trama de
narración tipo policial donde hay un crimen, hay un ardid para burlar la
justicia y un detective que actúa. En el “Ritual del amor” aparece una narración
de tipo erótica entre el narrador en primera persona y un personaje donde
describe una relación sexual desde una cámara web que es interrumpida cuando se
cae el sistema.
En esta colección de cuentos breves
de Nicolás Mateo el autor incluye el cuento “El Síndrome del Adiós” que ya
fuera publicado en otro libro que lleva el mismo nombre. Esta narración
discurre con el personaje narrador sucumbido en una crisis existencial, donde
la evocación de la juventud aflora, principalmente sus horas de clases en el
liceo. Esa evocación expresada por el autor la hace desde un burdel, el
personaje sentado frente a sus recuerdos. Esos que traen en marejada los
primeros amores y los momentos de ilusiones que se han ido. Pero como verdadero
personaje de la existencia, este está tomando alcohol, pide cigarrillos, pide
otro vaso, otro pote y que no le quiten la canción del Jibarito de Lares que
está sonando en el burdel.
Aunque una voz, la cual no está
claro que sea mesero o el dueño del burdel pide que “saquen a ese borracho”
refiriéndose al personaje narrador, en el discurso textual no existen
evidencias de que ese personaje esté embriagado, porque las expresiones lingüísticas
que utiliza en la evocaciones, no refleja ese estado. La narración sigue como
si el personaje no hubiera probado alcohol alguno, hasta que al final del
cuento habla con Lucía, la mujer recordada, como si la tuviera presente, como
si pasara por una crisis de delirios.
Evoca la muerte de Moisés por el Ejército
en la poblada de abril del 1984. También trae los “chivos” en los exámenes de
matemáticas, las canciones de Serrat, el
pan de batatas que compraban en el liceo y hace una relación con nostalgia de
las cosas de aquellos tiempos del liceo y las de ahora.
Otro aspecto interesante es que el
burdel donde se encuentra el personaje contando la historia parece que el
tiempo se ha detenido, porque suenan las canciones y los artistas de la época
de adolescente del narrador.
El adiós en este caso se convierte
en un conjunto de recuerdos nostálgicos que generan junto con el alcohol las
visiones de una época donde las ilusiones y esperanzas desbordaban a los
personajes de la historia. Se convierte en un síndrome que afecta a los
personajes. Este tipo de narración es común en los escritores dominicanos de
los 80s, pues heredan las huellas de un pasado de luchas políticas, de
dominaciones, de búsquedas de horizontes a través de los ideales. Fue la época
de ilusiones juveniles, de la fragua esperanzadora de una generación que nació
después de la dictadura y la Revolución de abril del 1965.
Debo referirme al texto más corto
del libro “El diluvio”, que dice de una manera completa: “Llovió, y el cielo se
volvió un desierto”. No por ser breve es fácil de argumentar, obviamente el
autor asume el reto de contar una historia con pocas palabras al estilo Augusto
Monterroso. Como sucede en el cuento “El dinosaurio” que dice solo así: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía
estaba allí”, el cual ha dado una gran enseñanza a la humanidad y ha generado
decenas de ensayos e investigaciones de tesis. El cuento de Nicolás Mateo consta de ocho
palabras, del Monterroso de siete. Pero ¿qué puede usted colegir del cuento de
Mateo? Muchos son los argumentos que se pueden esgrimir, pero muy difícil que
coincidamos con lo planteado por el autor. Es más, el autor tiene la
posibilidad de variar y cambiar sus propios campos semánticos para explicar el
cuento. Y ese es mérito literario, la multivocidad, la polisemia que envuelve
este pequeño texto.
El cuento
que titula al libro es “Ausencia para dos” el autor recurre a una técnica más
moderna, que es la intertextualidad. Como en otros que aparecen en la colección
la historia es contada “Transcribiendo nostalgias” y tristezas. Es el típico
escritor frente a su rémington, el cual evoca tiempos idos.
Cabe
destacar que en la narrativa de Nicolás Mateo aflora la poesía, las imágenes
literarias sin hacer abuso de ellas. Cuenta con lirismo sus recuerdos
pasionales y todo aquello que en el pasado dejaron su huella emocional. Sin
dudas estamos ante un narrador que también es poeta. Sabe diferenciar ambos
géneros literarios y utilizar los recursos brindados por la poesía y la prosa.
A veces
pareciera que estos cuentos fueron escritos en épocas distantes unas de otras.
Existe una amalgama temática para que el lector elija los cuentos que prefiera.
En algunos el manejo del idioma alcanza niveles más altos que en otros. La
intensidad y los desenlaces de la historias hacen que estallen emociones por el
uso del elemento sorpresa.
Para
concluir, debo expresar que el libro de cuentos “Ausencia para dos” de Nicolás
Mateo enrique nuestra literatura sureña y dominicana, y estamos frente a un
escritor maduro que domina un género literario difícil en su concepción y
construcción. “Ausencia para dos”, es un libro que todos debemos leer.
Muchas
gracias.
Palabras de Virgilio López Azuán en la presentación del libro de cuentos
“Ausencia para dos” de Nicolás Mateo, en el Centro Cultural Héctor J. Díaz, el
día 18 de julio de 2014 en Azua República Dominicana.
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