03 agosto 2014

LIBRO DE NICOLÁS MATEO.


Nicolás Mateo y su “Ausencia para dos

Por Virgilio López Azuán

Todas las culturas antiguas de las cuales se tienen registro revelan historias que recrean hechos que suelen ser producto de la realidad o la imaginación de su gente y  de los pueblos.  Esas recreaciones soportan muchas clasificaciones, entre ellas, las realistas,  las fantásticas o de cualquier otra naturaleza del pensamiento. Las de tipo épicos y religiosos  se destacan principalmente en la cultura helénica, mesopotámica, egipcia, hebrea, escandinava,  y más. Nos cuentan leyendas, tradiciones, creencias, mitos y realidades que nos ponen en contacto con los orígenes, la ontogénesis de las pasiones humanas en su conformación y desarrollo.


De aquellas lejanas culturas han surgido maravillosas historias de reyes, emperadores, duendes, hadas, doncellas, princesas, sacerdotes, héroes y heroínas en sentido general. Siempre que toco este tema evoco cuentos que fueron mis primeras lecturas entre mi niñez y la adolescencia. Menciono a uno que puede ser considerado como el cuento más antiguo hasta ahora conocido, y es del de “Los dos hermanos” encontrado en un papiro egipcio perteneciente a la dinastía XIX (siglo XIII a. C.) Este cuente tiene una similitud con el relato de Caín y Abel en texto bíblico Judeocristiano, descrito en el libro de Génesis.
Los relatos de troles en la mitológica nórdica, los cuentos de la India, las leyendas y tradiciones americanas, los relatos europeos, la literatura mesopotámica, entre otras, poseen una riqueza de incalculable valor para la cultura.
El individuo humano siempre ha contado cuentos, y siempre seguirá contándolos, lo mismo que siempre ha poetizado. Esa actividad humana forma parte de la naturaleza misma de su condición.  Cuando se fue conformado su cerebro tuvo registros de memoria, ya eso bastaba para contar. Esa memoria semántica le ha permitido por medio del desarrollo del lenguaje y la lengua inmortalizar los episodios que han impactado en su realidad racional y emocional.
Los cronistas y  los cuentistas de todos los tiempos; los antiguos y los de hoy, valiéndose de la escritura y los relatos orales dejan la impronta de los pueblos y los mundos; casi siempre como una forma de protestar, de trascender, o por sus pretensiones de inmortalidad.
A veces uno se pregunta ¿Cuáles son los deseos que impulsan a un escritor a contar historias, a decir las cosas de otra manera, como otros no lo han hecho hasta ese momento?  Puede que sea una necesidad interior de expresión y de perpetuar la memoria de las cosas o por ansias por lo eterno.
Todo lo dicho anteriormente es para presentar este libro “Ausencia para dos” del narrador y poeta sanjuanero Nicolás Mateo. En este libro encontraremos a un autor en la búsqueda permanente de su orígenes, en la necesidad de volver a temas antiguos para ser recreados con un lenguaje que soporta giros, tonalidades rítmicas, oraciones cortas y largas, pausas sicológicas, saltos lingüísticos para salvar la brevedad del texto, y en algunos casos un lirismo propio de poetas.
Si analizamos los catorce cuentos presentados por Nicolás Mateo en “Ausencia para dos”, por su extensión serían catalogados como cuentos breves algunos y cuentos cortos otros. En el imaginario colectivo de los escritores de cuentos bulle el canon del cuento descrito por autores como Juan Bosch, a quien Nicolás Mateo, Horacio Quiroga, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, entre otros latinoamericanos.
Nicolás Mateo sigue la misma línea de estos autores en cuanto a la concepción de qué es un cuento,  en cuanto a la cumplimiento de la estructura. Con ello busca su expresión narrativa. En sus textos trata un solo tema, es intenso, es breve; utiliza los elementos sorpresas, mantiene unidad y coherencia, es poco descriptivo y se inclina por la acción.
En sus cuentos “ La Civilización” , “ La entrega”, “El drama” ,“ Derecho a la maldición”, se vale de temas propios de la cultura judeocristiana para recrear historias ligadas a personajes bíblicos. El discurso del origen y la génesis del mundo, la crucifixión y el apocalipsis hacen actos de presencia en estos cuentos precitados.   En “ El Plan perfecto” plantea una trama de narración tipo policial donde hay un crimen, hay un ardid para burlar la justicia y un detective que actúa. En el “Ritual del amor” aparece una narración de tipo erótica entre el narrador en primera persona y un personaje donde describe una relación sexual desde una cámara web que es interrumpida cuando se cae el sistema.
En esta colección de cuentos breves de Nicolás Mateo el autor incluye el cuento “El Síndrome del Adiós” que ya fuera publicado en otro libro que lleva el mismo nombre. Esta narración discurre con el personaje narrador sucumbido en una crisis existencial, donde la evocación de la juventud aflora, principalmente sus horas de clases en el liceo. Esa evocación expresada por el autor la hace desde un burdel, el personaje sentado frente a sus recuerdos. Esos que traen en marejada los primeros amores y los momentos de ilusiones que se han ido. Pero como verdadero personaje de la existencia, este está tomando alcohol, pide cigarrillos, pide otro vaso, otro pote y que no le quiten la canción del Jibarito de Lares que está sonando en el burdel.  
Aunque una voz, la cual no está claro que sea mesero o el dueño del burdel pide que “saquen a ese borracho” refiriéndose al personaje narrador, en el discurso textual no existen evidencias de que ese personaje esté embriagado, porque las expresiones lingüísticas que utiliza en la evocaciones, no refleja ese estado. La narración sigue como si el personaje no hubiera probado alcohol alguno, hasta que al final del cuento habla con Lucía, la mujer recordada, como si la tuviera presente, como si pasara por una crisis de delirios. 
Evoca la muerte de Moisés por el Ejército en la poblada de abril del 1984. También trae los “chivos” en los exámenes de matemáticas, las canciones de Serrat,  el pan de batatas que compraban en el liceo y hace una relación con nostalgia de las cosas de aquellos tiempos del liceo y las de ahora.
Otro aspecto interesante es que el burdel donde se encuentra el personaje contando la historia parece que el tiempo se ha detenido, porque suenan las canciones y los artistas de la época de adolescente del narrador.
El adiós en este caso se convierte en un conjunto de recuerdos nostálgicos que generan junto con el alcohol las visiones de una época donde las ilusiones y esperanzas desbordaban a los personajes de la historia. Se convierte en un síndrome que afecta a los personajes. Este tipo de narración es común en los escritores dominicanos de los 80s, pues heredan las huellas de un pasado de luchas políticas, de dominaciones, de búsquedas de horizontes a través de los ideales. Fue la época de ilusiones juveniles, de la fragua esperanzadora de una generación que nació después de la dictadura y la Revolución de abril del 1965.
Debo referirme al texto más corto del libro “El diluvio”, que dice de una manera completa: “Llovió, y el cielo se volvió un desierto”. No por ser breve es fácil de argumentar, obviamente el autor asume el reto de contar una historia con pocas palabras al estilo Augusto Monterroso. Como sucede en el cuento “El dinosaurio” que dice solo así: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, el cual ha dado una gran enseñanza a la humanidad y ha generado decenas de ensayos e investigaciones de tesis.  El cuento de Nicolás Mateo consta de ocho palabras, del Monterroso de siete. Pero ¿qué puede usted colegir del cuento de Mateo? Muchos son los argumentos que se pueden esgrimir, pero muy difícil que coincidamos con lo planteado por el autor. Es más, el autor tiene la posibilidad de variar y cambiar sus propios campos semánticos para explicar el cuento. Y ese es mérito literario, la multivocidad, la polisemia que envuelve este pequeño texto.
El cuento que titula al libro es “Ausencia para dos” el autor recurre a una técnica más moderna, que es la intertextualidad. Como en otros que aparecen en la colección la historia es contada “Transcribiendo nostalgias” y tristezas. Es el típico escritor frente a su rémington, el cual evoca tiempos idos.
Cabe destacar que en la narrativa de Nicolás Mateo aflora la poesía, las imágenes literarias sin hacer abuso de ellas. Cuenta con lirismo sus recuerdos pasionales y todo aquello que en el pasado dejaron su huella emocional. Sin dudas estamos ante un narrador que también es poeta. Sabe diferenciar ambos géneros literarios y utilizar los recursos brindados por la poesía y la prosa.
A veces pareciera que estos cuentos fueron escritos en épocas distantes unas de otras. Existe una amalgama temática para que el lector elija los cuentos que prefiera. En algunos el manejo del idioma alcanza niveles más altos que en otros. La intensidad y los desenlaces de la historias hacen que estallen emociones por el uso del elemento sorpresa.
Para concluir, debo expresar que el libro de cuentos “Ausencia para dos” de Nicolás Mateo enrique nuestra literatura sureña y dominicana, y estamos frente a un escritor maduro que domina un género literario difícil en su concepción y construcción. “Ausencia para dos”, es un libro que todos debemos leer. 

Muchas gracias.

Palabras de Virgilio López Azuán en la presentación del libro de cuentos “Ausencia para dos” de Nicolás Mateo, en el Centro Cultural Héctor J. Díaz, el día 18 de julio de 2014 en Azua República Dominicana.

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