18 julio 2009

LEILA GUERREIRO


Crónicas de Leila Guerriero
La periodista argentina reflexiona sobre el oficio, a propósito de su nuevo libro 'Frutos extraños'


¿No vivimos los periodistas de contar historias? ¿Y hay otra forma deseable de contarlas que no sea contarlas bien? La pregunta se la hace la periodista argentina Leila Guerriero en su libro 'Frutos extraños' (crónicas reunidas), que se acaba de publicar.
Guerriero llegó al periodismo por vocación, sin haber pisado jamás "un instituto, escuela, taller, curso, seminario o posgrado que tenga que ver con el tema". Ella es un buen ejemplo de que el periodismo es un oficio que se aprende haciéndolo. Sus textos aparecen habitualmente en revistas como 'Gatopardo', 'El Malpensante', 'El País Semanal' y 'Paula'.
Este libro reúne veinte crónicas escritas entre 2001 y 2008, con temas que van desde la vida de un gigante de dos metros hasta historias de antropólogos forenses.
'Frutos extraños' incluye también textos suyos sobre el oficio. "Escribo durante el día, hago gimnasia, casi no fumo, no tomo café, pero cada vez que me dispongo a escribir deseo, con todo mi corazón, ser otra cosa: cantante de rock, diseñadora de modas, doble de riesgo...", dice.
¿Quiere decir que no disfruta el proceso de escritura?
"A veces me gusta el resultado de lo que escribo, pero no el proceso de escritura. Para mí, el momento de sentarme a escribir no está rodeado de ningún tipo de aura o placer. Más bien es de soledad y, a veces, de aburrimiento. Es más grato el proceso de investigación y de entrevistas".
Al contrario de algunos periodistas (incluso el propio Gabo), es defensora del uso de la grabadora: "Porque no puedo tomar notas y pensar al mismo tiempo, porque no puedo tomar notas y escuchar al mismo tiempo, porque no puedo tomar notas y mirar a los ojos al mismo tiempo".
¿Algún otro motivo?
"Creo que la forma en que habla la gente, sus modismos, sus errores, también forman parte de la información. A veces las personas dicen cosas maravillosas. La grabadora lo registra sin lugar para el error".
Leila Guerriero también habla sobre los editores. Opina, entre otras cosas, que "son pocos los que conservan vivo el ánimo, no sólo de no subestimar a sus lectores, sino de mostrarles un mundo sorprendente y desconocido bajo la forma de una nota, bien escrita y desplegada".
¿Cómo sería el editor ideal?
"El que reconozca una buena historia, sepa cuándo hay que cambiar una nota y cuándo algo merece no ser tocado ni en una coma. Que te dé un espacio para desarrollar un tema, con el largo que esta historia merezca. Que tenga la paciencia necesaria para esperar un texto. El asunto es que van quedando pocos lugares donde se pueda hacer una cosa así".
Trabajar con la realidad le ha sido más que suficiente y no ha sentido la urgencia de hacer ficción: "No creo que haya nada más sexy, feroz, desopilante, ambiguo, tétrico o hermoso que la realidad, ni que escribir periodismo sea una prueba piloto para llegar a escribir ficción", dice.
Pero años atrás escribió algunos cuentos...
"Cuando era chica. Pero nunca más tuve ganas. El periodismo me llena por completo. Existe el prejuicio de que hacer literatura es mejor y que el periodismo es un arte menor. Que hacer literatura es un 'máster'. No me parece. Creo que el periodismo bien hecho es tan bueno como la literatura bien hecha. La realidad me parece una materia prima lujosa".
Quien lea estas crónicas en orden cronológico encontrará cambios en su narrativa. Leila lo explica: "Las notas más viejas son más floridas, tienen más fuegos de artificio. Después empecé a secar la prosa y usar menos efectos especiales. Cada vez me da más pudor utilizar recursos que ya sé cómo funcionan. Hay que renovar el stock porque, si no, uno empieza a auto plagiarse. A veces temo secar tanto la prosa que quede demasiado parca. Pero prefiero pecar por parquedad que por barroquismo".
"Si hay algo que uno debe hacer para dedicarse a un oficio como este es creer en él", dice usted. ¿Queda lugar para la fe en medio de la crisis?
Las automotrices están en crisis y a nadie se le ocurre pensar que la gente va a dejar de andar en auto. El periodismo está en crisis y a todos se les ocurre pensar que el periodismo se va a acabar. Es absurdo creer que un tipo con un 'blog' y un celular va a reemplazar a un cronista. Creo que justamente las historias que no son noticia, con un tratamiento del lenguaje y una investigación profunda, son las que van a sobrevivir.
Frutos extrañosLeila GuerrieroAguilar
Publicado el 15 de julio de 2009
MARÍA PAULINA ORTÍZPara EL TIEMPO

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