09 marzo 2023

A propósito del Bicentenario de Sánchez: el mártir de El Cercado!




Por Denny Agramonte

Un día como hoy, pero del año 1817, nació en Santo Domingo, Francisco del Rosario Sánchez. Sus padres fueron Narciso Sánchez y su madre Olaya del Rosario. 

De su adolescencia no se sabe mucho. Y sobre su formación intelectual existen ínfimas informaciones.  Sin embargo, se sabe que realizó sus primeros estudios en las escuelas más prestigiosas de Santo Domingo.

Hacia el 1838, cuando se fundó la sociedad secreta La Trinitaria, se dedicaba a la fabricación de peines de concha de carey; que era digamos el oficio que estaba en boga para la época. 

Posteriormente, ya creada la República Dominicana, incursionó en el ámbito de las ciencias jurídicas y se convirtió en Defensor Público, en la cual descolló con perceptible éxito. 

En 1849 contrajo nupcias con doña Balbina de Peña , con quien procreó dos hijos: Juan Francisco y Manuel de Jesús Sánchez. Producto de sus relaciones con la señora Leoncia Rodríguez, durante su primer exilo en 1846, nació Eulalia , la primogénita del prócer.

Aunque Sánchez no figuró entre los nueve fundadores de la Trinitaria, por sus condiciones y por sus nexos con Duarte, a quien todo parece indicar que conoció en las clases de filosofía que impartía Gaspar Hernández, Sánchez se convirtió en uno de los más conspicuos adeptos de la sociedad secreta. 

En 1843 participó junto con los trinitarios en la Revolución de la Reforma. En Julio de ese mismo año, por encargo de Duarte, visitó los Llanos en misión revolucionaria, hospedándose en la casa de Vicente Celestino Duarte.

Consecuencia de la súbita visita a Santo Domingo del presidente haitiano Charles Herard, cuyo propósito era desarticular el movimiento revolucionario y llevar a prisiòn a las cabezas fundamentales, es decir, a Duarte, Pérez y Piña, estos se vieron compelidos a abandonar la isla, por causa de la persecución de que fueron objeto por más autoridades haitianas. 

Sánchez, quien se había unido a su superior la misma noche en que este se marchó del país, no pudo acompañarlo al destierro debido a que estaba muy enfermo. Se especula que sus amigos aprovecharon esta situación para propalar la falsa noticia de su fallecimiento y hasta simular un funeral en el atrio de la Iglesia  del Carmen.

Durante la ausencia de loa dirigentes del partido duartista, Francisco del  Rosario Sánchez, Vicente Celestino Duarte y Mella, que habían sido de los adeptos más célebres de la Trinitaria, asumieron el control de los asuntos revolucionarios. 

Ellos mantuvieron permanente contacto con Duarte, a quien le solicitaron que gestionara en Venezuela ayuda económica para la revolución. Los esfuerzos de Duarte, no obstante, fueron fallidos.

De no haberse producido la alianza del sector conservador con el movimiento revolucionario a finales de 1843, la separación de Haití no se hubiese consumado la memorable noche del 27 de febrero de 1844. 

Sánchez aglutinó en torno a su figura a los demás miembros del movimiento, quienes veían en él talento y destreza para representar al líder de la Trinitaria. 

Su influencia era tal  que, a principios de enero de 1844 el famoso Manifiesto en el que los dominicanos expresaban las causas de su separación de Haití, el texto le fue remitido a Sánchez para que le hiciera alguna modificación, en caso de que fuera menester.

El autor del texto fue Tomás Bobadilla. Fue rubricado por numerosos patriotas entre ellos, obviamente, estaba Sánchez, a quien algunos historiadores le adjudican la paternidad del mismo. 

Finalmente, se podrá estar de acuerdo o no con algunas de sus posturas públicas en ciertos momentos de su trayectoria política. Pero sería injusto y mezquino regatearle sus méritos, o relegar a un segundo plano, su firme convicción nacionalista. Cada vez que la circunstancia ameritaba luchar y jugársela por la preservación de la independencia nacional, su presencia no se hacía esperar, en cualquier terreno intervenía. 

Cuando la infausta anexión se hizo eco del sentir popular y actuó en consecuencia. Fue en ese momento épico que al tiempo de lanzarse al rescate de la República , en el Manifiesto del 20 de enero de 1861, reivindicó nuestra majestuosa enseña tricolor con esta frase lapidaria: Yo soy la bandera nacional.

Sánchez ofrendó su vida para transformarse en uno de los mártires más excelsos del patriotismo dominicano. Estudiemos su vida para conocerle y emularlo.

Loor a su memoria sempiterna!

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