02 noviembre 2022

Una amenaza inaceptable


                                            Dr. Àngel Hernández, ministro de Educación

El ministro de Educación Dr. Ángel Hernández ha denunciado que ha sido víctima de una amenaza de muerte, dando parte a las autoridades competentes para que inicien una investigación. Es de rigor que todos los estamentos de seguridad del Gobierno y el Ministerio Público muevan sus resortes e investiguen la procedencia de tal amenaza al funcionario y procedan como corresponde la ley en estos casos. También, deben ofrecer seguridad permanente para evitar cualquier acto que atente contra su vida.
Ya la República Dominicana tiene antecedentes recientes como son los casos de Juan de los Santos, alcalde de Santo Domingo Este, y el ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera quienes fueron asesinados, y en ambos casos medraron intereses de por medio, y les faltó la seguridad necesaria que ameritan esos cargos.
El ministro de Educación desde que entró al cargo ha dado muestras de que quiere ejercer sus funciones atendiendo a los mejores intereses de la cartera que ostenta. Ha citado las grandes deficiencias y los problemas que acarrea el sector los cuales impiden el desarrollo de la educación en la República Dominicana. Solo basta con dar un vistazo a los rankings internacionales donde evalúan los índices del dominio de lectoescritura y ciencias, donde el país ocupa lugares que nos avergüenzan. Esto impacta negativamente a la población escolar, abriendo brechas insalvables para el desarrollo intelectual, científico, cultural y humano.
Desde siempre se han denunciado mafias en torno a negocios que gravitan en ese Ministerio, personeros de pasados y del presente gobierno, enquistados en estructuras mafiosas que dilapidan los dineros del pueblo dominicano. El Dr. Hernández, parece que ha interpretado el mensaje del Presidente de la República el Dr. Luis Abinader de reducir a todo costo la corrupción, causante de cientos de males del pueblo dominicano y es por ello que esos sectores quieren amedrentarlo.
El presidente sabe que la podredumbre incrustada en el Estado va más allá de sus intenciones, que no puede combatirla con sus buenos deseos, y que algunos de sus funcionarios que lo interpretan arriesgan sus vidas y hasta la pierden, aunque otros salen de sus cargos denunciados por sus malas acciones y no se actúa en consecuencia.
La corrupción se ha entronizado en la médula social dominicana. Si contamos a partir de la fundación de la república, la creación de una oligarquía nacional que ha sido espantosamente explotadora, las luchas de poder y la falta de regímenes de consecuencias han hecho palidecer el desarrollo de una nación noble como la República Dominicana.
Es inaceptable la amenaza al Dr. Ángel Hernández y a ningún ciudadano dominicano que día a día vive con la esperanza de que en nuestro país haya el cambio que no ha llegado. El cambio es y debe ser construido por todos, generando nuevas mentalidades, nuevas prácticas, nuevas culturas para el desarrollo.
Todos sabemos que no es sencillo, que el presidente enfrenta una muralla de tipo histórico y cultural que le impide tomar acciones, a pesar de todos sus mensajes y buenas intenciones. Pero eso no impide que la sociedad dominicana asuma el compromiso de mejorar, que preserve los valores que aun la sustentan y que los malos dominicanos no nos hagan “víctimas de sus maquinaciones”.

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