Autor: Virgilio López Azuán
En
los últimos años Azua ha perdido grandes munícipes. Me refiero, entre otros, al
doctor Rafael Cabral –Fefén-, doctor Rafael Romeo Pérez, doctor Felipe Antonio
Moquete Carrasco, doctor Vicente Nicolás Ciccone, Sr. Gaspar Enrique Vílchez
Suero, y ahora el doctor Gregorio Peguero Solano. Todos fueron excelentes
personas, servidores públicos, políticos, activos sociales y culturales de
Azua.
Acabo
de mencionar a unas personas entrañables, con las cuales compartí muchísimos
momentos entrañables, no solo en los círculos sociales, políticos y culturales,
sino también en aquellos espacios familiares donde solo tiene cabida la
verdadera convivencia humana.
Estas
personas pertenecieron a una extirpe en extinción, que los caracterizaba por el
liderazgo de sus ideas y la visión constructivista de una sociedad azuana cada
vez más grande y buena.
No
olvidamos al doctor Fefén, con esas grandes dotes de humanismo y entrega por
los demás, tampoco al doctor Romeo Pérez, con si clínica al servicio de los
pobres; el doctor Nicolás Ciccone, ese médico pediatra, diputado y dirigente de
los bomberos, que salvó a tantos niños con sus atenciones; Gaspar Vílchez Suero, uno de los
políticos más auténticos de Azua, solidario, y municipalista por demás y el doctor
Peguero, con más de 60 años al servicio de la salud, en su mayoría en la
provincia de Azua.
A
sus 94 años el doctor Gregorio Peguero Solano falleció este 29 de febrero, año
bisiesto, alrededor del medio día. Gozaba de una extraordinaria lucidez y era
un referente de buen vecino, buen médico, gran servidor y solidario. Paz a sus restos.
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