17 julio 2009

POESÍA DE VIRGILIO LOPEZ AZUAN

HUELLA

1

Sobre tu huella han volado los pájaros, esencia del invierno que estuvo triste en tus pupilas, la agonía de una canción inconsolable. En la huella del invierno nadie muere de frío porque tu calor se acostó con las tristezas de las hojas secas, del otoño que soñaba otros veranos. En el camino quedó la marca, la herradura de un amor como cometas infantiles. No imaginamos vernos ataviados por los ruidos del vacío, de la infausta presencia del hastío, ni de patada brutal de este adiós. La huella se resiste al olvido, que nadie intente matar los tiempos que ella genera, la huella se alza con su imagen con si fuera eterna en la existencia de Unamuno, en las amapolas inventadas en la conciencia. Te has marchado mirando hacia atrás para confirmar que no te has vuelto estatua de sal, para que el horizonte no vea que estas llorando. Te has marchado para llevarme en tu lágrima, y lanzarme en la quinta estación del metro, donde aplauden a los despedidos. Eso es, has dejado rayas, círculos, cuadraturas, símbolos que se resisten, que le escupen la cara al olvido. Pero entre tus pasos y la tierra se abisman las primeras nostalgias, la pena de lo que fuimos. Este amor romperá los relojes, las marionetas que viven en la existencia, las inventadas en los dramas, frente de mar, con sus olas sucesivas. La huella deja un duelo, de relámpagos que encendían los amores, que llenaban de eclipses los ojos cuando la emoción era una mujer coqueta mostrando pintalabios.

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