03 marzo 2009

LAS CUCARACHAS EN LA NARRATIVA DOMINICANA

Por: ABRAHAM MENDEZ VARGAS
El escritor dominicano MANUEL MORA SERRANO (l933, autor de la novela escénica GOEIZA, Premio Siboney l979), es un narrador conciente de la obra que crea. Ha llegado al extremo de afirmar que una obra literaria nunca termina de escribirse. Por esa razón, con un sentido siempre alerta sobre la realidad que ha originado el acto creador, Manolito Mora parece ver la posibilidad permanente de ensanchar los senderos de la obra literaria, incluso aun haya sido publicada o premiada, prefiriendo la calidad a la cantidad. Es una libertad a la cual él no renuncia, a diferencia de otros narradores que prefieren seguir corriendo tras nuevos girones emotivos de la realidad latinoamericana.“Cualquier texto que se escriba tomando como base la universalidad” –nos ha dicho Manolito Mora,- “puede ser interpretado como reflejando aspectos locales o particulares de muchas sociedades. Estas interpretaciones enriquecen el texto porque en las diferentes versiones uno agrega o quita, deja o pone, para descartarlas. Confieso que esta versión (de Cucarachas) es la definitiva y pertinente, aunque sé que si me entregaran el material otra vez, volvería al procesador donde la redacté recientemente y comenzaría a tachar o a agregar, a cambiar o modificar expresiones, un texto no se acaba de escribir jamás”.Y nos sigue diciendo Mora Serrano, que : “La moraleja final es la siguiente, el lector habrá advertido que se han suprimido muchos signos de puntuación como el punto y coma, la raya, el paréntesis y los dos puntos, signos que el autor espera desterrar definitivamente de su práctica escriturar, aunque sabe que quien trabaja con la palabra ha de vérsela con estas semiótica porque ellas marcan y pautan el ritmo, en consecuencia, el que uses o no uses tales o cuales signos ni te quita ni te da” (CUCARACHAS, Fabulilla, Manuel Mora Serrano, editorial gente, 23 diciembre de l993, Santo Domingo).En las CUCARACHAS, una genial fabulilla que constituye una visión planetaria sobre la condición humana, el joven Cucaracha Elías representa lo nuevo, el cambio permanente al ritmo del universo, a fin de vivir su época y no desaparecer, como ley que impone la vida y la historia. Por eso, buscando honrar a su raza en su discurso ante la multitud de blátidos, después de haber oído el discurso ultraconservador del Venerable Patriarca Simeón Cucaracha, el joven Elías, un líder “negro lleno de ira y hermoso como un dios rebelde, a trancos subió hasta el tapón de la botella de vinagre que dominaba la repisa como un rascacielos de cristal”, y se proclama representante de las nuevas enseñanzas de la historia, encarnadas en la juventud, porque “aunque no hayamos madurado, los jóvenes somos el pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo y no pensamos como tú ni como tu claque aduladora. A nosotros, Simeón, todos esos milenios de milenios que hemos vivido, como bien has dicho, sin ser apreciados por las cosas del universo, nos llenan de sonrojo y de humillación”. Para el joven Elías los blátidos han padecido “el terror y la implacable persecución, no de los venerables humanos como indignamente has dicho”, sino de “nuestros amos y tiranos, como debiste decir, porque las cosas deben llamarse por sus nombres. Para un revolucionario es obligación ineludible decir la verdad sin eufemismos decadentes”. En cierto modo, para el joven Elías, que es un Cucaracha que no merece el nombre de cucaracha, como hace con el Venerable Patriarca Simeón Cucaracha, aunque son de la raza de blátidos y no lo niegan, no son tales aquellos amos y tiranos que los han hecho padecer el terror y la implacable persecución, por milenios de milenios. Las cucarachas observan los actos humanos inteligentes y los toman como ejemplo, pero carecen de organización y se saben inferior incluso que las hormigas.Como se puede entender muy claramente la moraleja de la “fabulilla” o de CUCARACHAS, de Manolito Mora, va mucho más allá de propiciar pura y simplemente un cambio de ritmo o de las pausas en la narrativa dominicana. No. CUCARACHAS constituye una profunda reflexión sobre la condición humana que se materializa a partir del contrapunteo de las ideologías que profesan las generaciones de cucarachas conservadoras, representadas por el Venerable Patriarca Simeón Cucaracha, enfrentadas por las que profesan los jóvenes, representadas por el negro Elías.Cuando el joven Elías termina su grandilocuente discurso, cautivando la multitud de blátidos congregados en la repisa de la cocina, reina el silencio en la noche en torno a la casa, ni siquiera los grillos frotaban sus élitros en la lejanía, y únicamente el hilar de las arañas se oía en la cocina. Su discurso irreverente despertó odios callados y temores ciertos, como una descarga eléctrica se oyó una gritería atronadora y se vio a jóvenes Cucarachas radicales que con voces vigorosas y potentes coreaban revolución, libertad, revolución, libertad, como habían oído a los hombres hacer cuando mataban a sus tiranos particulares y embriagados de la pasión partidista y sin que nadie intentara evitarlo, avanzaron sobre Simeón Cucaracha y con todo y su venerabilidad lo descuartizaron”.Las cucarachas únicamente viven un año. Al Venerable Patriarca Simeón hubo que hacerle una revolución para que pudiera propiciarse la libertad. El joven Elías tomó el poder después de un discurso lleno de ira que pronunció sobre el tapón de botella de vinagre como todo un dios negro simbolizando la rebeldía del mundo, dominando la repisa que semejaba un rascacielos de cristal. Fue un gobernante justo. Desde luego, el Venerable Patriarca Elías hizo algo que debiera de servir de paradigma a los gobernantes humanos, y es que cuando “sentías esos rumores en sus finas antenas pero ya estaba envejeciendo”, pues “de sus 365 había vivido 300 días de grandes luchas y afanes. Era casi un anciano valetudinario como Simeón la noche memorable de la independencia”, y toma la firme decisión de traspasar pacíficamente el mando a Juan Cucaracha, “de apenas cien días, un radical ardoroso formado en la comuna revolucionaria”.El nuevo líder Juan Cucaracha, al ser apoyado y bautizado políticamente por el Venerable Patriarca Elías, y a diferencia de éste, toma un rumbo que constituye entre los humanos una utopía, sobre todo se constituye en un precedente en el cambio de rumbo que tomó el mundo a partir de la caía del muro de Berlín. El joven Juan Cucaracha, cuando el Venerable Patriarca Elías le dio la palabra, dijo:“Siempre fuimos gobernados por caudillos o patriarcas, algunos fueron justos como tú que si bien llegaste al lugar más algo siempre nos dispensaste un trato igualitario Te lo agradecemos. Como bien dijiste, solo eres un simple cucaracha. Cuánta grandeza en tu humildad. Qué gran suerte para una nación como la nuestra haber tenido un líder de tu estirpe ¿no puede nuestro pueblo dar otros líderes? ¿qué es un líder, Camaradas? No es solo aquel que baja del monte sagrado y libra la batalla, como fue tu caso Elías. Líder, entendemos nosotros, y corrígeme, es el que une a su carisma natural un don de mando que usa con mesura y firmeza. Es también, en política, el que actúa de buena fe y tiene un proyecto de gobierno justo y decente. Como nadie debe mandar a perpetuidad, es tiempo de pensar seriamente en nuestro futuro inmediato. Por eso proponemos lo mismo que hemos oído decir que hace el enemigo grande. Elecciones. Hagamos elecciones. Hagamos elecciones, camaradas Cucarachas”. “Elecciones, gritaban los Cucarachas”. “Y hubo una consulta electoral libre y eligieron a Juan Cucaracha por amplia mayoría de votos”.Así el nuevo liderazgo está basado en la legitimidad que le dan las elecciones. Intelectuales del pueblo de Israel, un país tan politizado, creyeron que esta fabulilla se refería a ellos, lo mismo sucedió cuando fue leída en Costa Rica. Otros han creído que se refiere a Haití. Y hoy por hoy sería imposible leerla libremente en Cuba, donde la ONU acaba de condenar esa nación por violación a los derechos humanos de los disidentes. Y es que CUCARACHAS es una narración universal, tanto por la temática que la inspiró, o sea, la ley de la vida y de la historia desde una perspectiva planetaria, como por la prosa plástica y renovadora, demasiado humana en su fresco hallazgo sobre la moderna selva narrativa latinoamericana, donde las tiranías y dictaduras hicieron letra muerta de los principios que inspiraron su proceso de independencia, la revolución francesa por un lado y la norteamericana por el otro.En todo Cucaracha se declara que “el olor indeleble los delata una vez más”, porque ese olor, que no es más que la ideología que simbolizan y los hace odiados, cruza transversalmente la fabulilla, como un haz de luz sobre un cristal mojado de agua, haciendo un arco iris. La realidad misma de la vida y la historia es un arco iris. Este olor indeleble es el sello de las Cucarachas, que eliminan toda la basura que hay en el mundo.Las viejas ideas que dieron origen a las tiranías y dictaduras que sentaron su reinado sobre el terror y la implacable persecución, no mueren del todo, y un buen día, “en el 364 de la vida del Venerable Patriarca” Juan Cucaracha, aniversario de la independencia y la instauración de la libertad, fue destruida la felicidad reinante, y el Venerable Patriarca Juan Cucaracha muere como todo un héroe, al sobrevenir la guerra, “una guerra atroz y desigual”, “pelearon y fueron derrotados”, y vieron a Juan Cucaracha morir como un héroe, y quienes oyeron las ultimas palabras del matusalén de las cucarachas y ya ciego, el Venerable Patriarca Elías, después de recibir la noticia del fin del proyecto de gobierno del carismático Juan Cucaracha, y los que lograron escapar solo para poder contar la historia, vieron que el viejo Elías “Permanecía como en la heroica noche de la repisa, con sus antenas en alto, inútilmente en alto esta vez, que les dijo al pasarle en estampida por el lado antes de caer fulminado”.“Compañeros Cucarachas, no me castiguen con su desprecio. No creo merecerlo. No podrán negar que algunas veces fuimos dignos, libres y felices. El problema no es ese. No importa que seamos buenos, libres y laboriosos y no molestemos a nadie, el problema no es ese. El caso es que, hagamos lo que hagamos, desgraciadamente, siempre seremos cucarachas”. La frase final del relato del reino animal, puede leerse e interpretarse desde variados puntos de vista, por tratarse de un texto literario que se escribió tomando como base la universalidad. Iluminado por la afirmación final: “El caso es que, hagamos lo que hagamos, desgraciadamente, siempre seremos cucarachas”, mi particular visión es que esa frase final de la fabulilla no nos refiere al tradicional pesimismo dominicano. No, desde luego que no, si pensamos que los anglosajones, cuando ocuparon a Norteamérica, diezmaron a los indígenas hasta el ultimo Mohicano, y a los que sobrevivieron, al igual que al negro traído del África, lo segregaron. Camuflajeararon la civilización europea. Y aun después que Abraham Lincoln abolió la esclavitud, los negros psicológicamente siguieron siendo esclavos. Hubo guerra entre el norte y el sur, de los Estados Unidos de Norteamérica, ganando la guerra los industriales del norte contra los esclavistas agrícolas del sur, pero por decisión de la Corte Suprema, los negros eran libres e iguales al hombre blanco pero separados, hasta que en la década de l950 determinó que separación no es igualdad. Lógicamente los anglosajones crearon una sociedad, digamos, para los anglosajones, no bifurcaron la civilización de la cual eran portadores, pues el individuo es el soporte de toda civilización. Hoy son los amos del mundo.En su segundo viaje, Colón vino con mil quinientos empleados de los Reyes Católicos, desde cartógrafos, cosmólogos hasta simples soldados o guzmanes, y la primera mujer que vino fue María de Toledo. De suerte que los iberoamericanos somos el producto de ese embiste de razas, ellos procrearon sus descendencias con la negra traída del África y con una que otra sobreviviente indígena. Mulatos y mestizos vinieron a ser parte orgánica de la sociedad que crearon los españoles del siglo XVI, que eran los tiempos del caballero andante, pero también del pícaro y del lazarillo de Tormes. A la hora de la independencia, los latinoamericanos, contrario a los Estados Unidos de Norteamérica, que fundaron un Estado de Derecho, fundaron dictaduras y tiranías tan férreas como las monarquías que en Europa habían sido decapitadas. Somos naciones ricas, pero aun la retardación cultural y el atraso educativo frena el desarrollo de nuestras democracias.

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